lunes, 30 de marzo de 2009

Yompián, donde ganan los que van

Nuestra plaza es la más confortable para los extranjeros. La idea de que el peruano es una persona amigable con el foráneo esconde, en verdad, la verdadera idionsincracia del país: de ser uno de los países por los que poco o nada de respeto se tiene consigo mismo. Casi una pérdida de autoestima irrecuperable.

Y es que si ayer Chile nos goleó (ganó y gustó además) en nuestra propia casa, el gobierno premió a la minera Doe Run, salvándola de sus propios errores que llevaron a un pozo sin fondo. Claro no contaban con la astucia de papá gobierno para realizar el 'salvataje' que permita que la minera extranjera continúe operando- y explotando- a diestra y siniestra en el interior del país (aún el gobierno está decidiendo qué hacer con el monto del salvataje). De esta manera, se agrega una minera más, transnacional, que hace y deshace los contratos pactados ni siquiera con el gobierno si no, en este caso, con los compromisos del Programa de Saneamiento Ambiental (PAMA) del Complejo Metalúrgico de La Oroya. Lo increíble es que esta es la tercera vez que la minera incumple tal programa.

¿Raro? No para nada. Qué va. Ya estamos acostumbrados a la política neoliberal de García impuesta en desmedro de los intereses de la población, de ese ciudadano de a pie que realmente necesita de un Estado que le de los recursos básicos para emprender su propio desarrollo. No se está hablando de un Estado paternalista, pero, al menos, de uno que cubra con las necesidades y expectativas básicas del país en su mayoría.

Por eso, el perdón del oficialismo a Doe Run señala lo que desde hace algún tiempo indicaba la oposición: la idea de que el gobierno otorga nuestro país por un sencillo, de que los empresarios extranjeros hacen caso a sus propios intereses y no ven límite alguno. Las garras del neoliberalismo de García no tienen nada que envidiarle a las que impuso Fujimori. Y amenaza con más. Así pues, la idea de que nuestro país es Yompián, donde ganan los que van, ya no solo tiene la etiqueta de mero chiste. El TLC firmado con Chile, también, dio muestras de una dejadez en defender nuestros propios intereses.

¿Es solo el libre mercado a ultranza lo que está provocando que nuestro país sea un edén para el mercado extranjero? La inversión de afuera siempre vendrá con los brazos abiertos, pero dejando en claro que nuestra soberanía no se va a dejar agrietar para que el extranjero incumpla acuerdos con el Estado peruano. Es hora de comenzar a preocuparnos en este asunto. Que el extranjero, sin exacerbar patriotismos ortodoxos ni menos xenofobias anquilosadas, sepa que el Perú no es la risita de Meche Aráoz ni el impuesto neoliberal por García. Ni muy 'nice' ni muy retrógrado. Extremismos a otra parte, pero, eso sí, que lo nuestro se respete.

Más información sobre el salvataje a la minera:

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