miércoles, 27 de junio de 2007

Triunfo efectivo


Comenzó una nueva Copa América. Esta vez, realizada en Venezuela, y dejando de lado, alguna sospechosa injerencia política por parte del presidente de mencionada nación, Hugo Chávez, es elogiable la gran preparación en cuanto a la construcción de los estadios y demás logística que se necesita siempre en estos eventos. Es así que el día martes 26 de junio, a las 17 horas con cinco minutos, el árbitro Amarilla dio el pitazo inicial para que se diera a cabo el primer partido entre nuestra selección contra el histórico Uruguay.


El resultado fue un claro y contundente 3 a 0, a favor de nuestra selección, y lejos de hacer un análisis que pueda resultar empalagoso (tipo los pizarrones de Beingolea y demás 'alumnado'), la blanquiroja nos dio una gran lección a todos. Cuando digo a todos, me incluyo lógicamente. Sobre todo, porque, por lo menos, con este 3 a 0, se pretende acabar con ese aparente dogma futbolístico del 'jogo bonito' para pasar a jugar bien. Porque jugar bien no es hacer dos huachitas, dominaditas y demás lujos. Eso es algo que los 'románticos' no llegan a entender. Señores, la actualidad futbolística dicta que jugar bien es anotar goles: juegues como juegues, el estilo, la forma poco importa cuando estás debajo en el marcador. Es por eso mismo, que los 10 en el fútbol casi están en especie de extinción. Desde luego, elogio la aparición de estos jugadores, porque (bueno no voy a descubrir la pólvora) son una especie de valor agregado para sus equipos: digamos, Mariño se convirtió en ese 10 típico para rematar y anotar un golazo... como los que nos tenía acostumbrados el 'Chorri'. Pero el fútbol hace, por lo menos, dos décadas dejó a los Maradona, los Pelé, hasta los Cueto, si quieren, para pasar a tener muy en cuenta la palabra efectividad. Efectividad que tuvo Italia a la hora de campeonar la última cita mundialista, la misma que tuvo el Cienciano cuando campeonó la Sudamerica en el 2003, y varios ejemplos que nos confirman ese presente. En este sentido, parece que el fútbol se ha 'europeizado', en términos de disciplina, orden y sobre todo físico. En fin, para ganar hay que jugar bien, y ese jugar bien implica dejar de lado el fulbito. Eso ya no da resultados.

Este 3 a 0 dicta todo eso y más. Perú supo hacer los goles en los momentos adecuados. En cuanto a Uruguay, digamos no es de ahora, que la mayoría de sus jugadores actúen en equipos de Europa, a comparación de 3 o 4 jugadores nuestros. Pero esa variada oferta de jugadores competitivos nunca han sabido componer un equipo y lograr resultados ( y me atrevo a decirlo, teniendo en cuenta que esto pueda costarme grandes discusiones), por lo menos en estos últimos 15 años. Los charrúas no clasificaron al mundial del '94, ni del '98 (los eliminamos cuando nuestra selección, otra vez, en el Nacional, le ganó con goles de 'Chorri' y Germán Carty), ni del 2006; al del 2002, la excepción fue a duras penas, clasificando con un esforzadísimo 5to puesto. Uruguay, desde la fecha mencionada, no ha sabido formar grandes equipos. Y la ausencia de Recoba no alcanza ni siquiera como pretexto hasta para los más acérrimos hinchas charrúas.

Perú ganó y goleó (no necesariamente gustó) porque, ahora sí conoció sus limitaciones: jugó con 5 defensas, dejó de lado ese ya mencionado intento de 'jogo bonito' y anotó los goles.El 3 a 0, reitero es bueno. Ahora, hay que ir con calma. Soy de la idea que para cada rival, su planteamiento. Esto lo complemento con la frase ya conocida en el dialecto futbolítisco: 'Equipo que gana no se cambia'.

El encuentro con Venezuela será dificil por 3 factores: el más obvio es que vamos a jugar contra el local y organizador de la Copa; el segundo es que este va querer ganar o ganar, debido a su empate casi impensado con Bolivia. El tercero es el más peligroso creo yo: Hugo Chávez. Insisto, y me atrevo a sospechar, que el empate con la oncena boliviana se dio gracias a un apretón de manos entre el presidente en mención y su homónimo Evo Morales. En todo caso, son muy buenos amigos. El presidente del 'Patria, socialismo o muerte' puede injerir en el resultado del partido, tranquilamente. Esperamos que el encuentro sea arbitrado con imparcialidad.

Así que el día sábado será un nuevo motivo para que las casas, cantinas, restaurantes y demás sean lugares de reunión para ver el partido contra Venezuela. Para que se destapen las Pilsen, las Cristal (como sus publicidades nos muestran tan insistentemente), o salga alguien, sentimiento chauvinista de por medio, con su Pisco y suspiro a limeña . Pero con calma. Hay que verlo como si fuera un nuevo capítulo: con reiterada calma y sobre todo sabiendo de que la Copa es un largo camino. Todo es cuestión de saber quiénes somos y a partir de eso, jugar con la desesperación de una Venezuela que va querer buscar el triunfo 'sí o sí'. No quiero ponerme en el caso de si perdemos, por simple cábala, pero bueno resulta inevitable pensar en un resultado así. Si es que sucede, en todo caso, nos queda un partido más. Pero, reitero: partido a partido.

Por último, no pretendo con estos párrafos hacer la apología típica del 'Te amo Perú', ni causar alguna efecto menor parecido. Para nada. Perú no es candidato a ganar el título ni a quedar entre los cuatro primeros. Si es que el equipo dirigido por Uribe, lo pretende así, que se le gane en la cancha. En ese momento, desde acá, le reconoceremos tal triunfo. Por ahora, solo podemos dar espacio al 'partido a partido', o como cuando éramos unos niños: pasito a pasito.

Arriba Perú!
Hasta la próxima.