sábado, 19 de abril de 2008

!A patadas he dicho!



Los echaré a todos a patadas ¿Aló, Kouri, Chang, Carranza, etc.?
¿Y a los apristas? Según respondió, dos patadas ¿Aló, Alva Castro, etc.?

Dichos que se archivan al gran 'file' de frases de general. De intolerancia desparramada de nuestro presidente.

Sobre alguien que estimo



Tiene 32 años, pero las canas en el borde izquierdo de su pelo corto y puntiagudo revelan cierto trajín en 6 años de su carrera profesional. Renzo siempre tiene la manía de fruncir el ceño: dice que viene de familia.


'Cejitas', como le llaman en el canal televisivo donde trabaja, ha tenido al frente a monstruos como Antauro Humala, Alejandro Toledo, Alan García y demás personajes de la fauna política. Pero, en ningún momento, cambió su mirada seria por una dubitativa. Y es que ese carácter uniforme, directo, que muere en su ley, se lo ganó desde que fue seguidor de esa ‘U’ de principios de los 90s. En ese entonces, Renzo tenía apenas 14 años y acudía a la tribuna oriente del 'Lolo Fernández'. Aquel hincha ferviente revelaba, por esos días, lo que sería su profesión actualmente: hacía revistas de corte deportivo, elaboradas artesanalmente a punta de hojas bond y goma ‘David’ para pegar las fotos recortadas de los periódicos.


A los 16 años, Renzo tuvo su primera decepción: no haber ingresado a la universidad en primera opción. Insistió, y a la segunda, obtuvo un honorable primer puesto. En su cuarto, aparte de una respetable mini biblioteca, guarda su otra afición: coleccionista de muñecos de Star Wars.


Renzo tiene un orden, una organización envidiable, raro en un periodista. Para él, no hay tiempo para la desesperación, y eso le ha valido hasta el día de hoy para lidiar con 'varios padres de la patria'.

miércoles, 2 de abril de 2008

Ritual estresante

Un amigo me revela quién le atrae, le gusta y le sonroja. No sabe qué hacer. No sabe por dónde empezar a cortejarla. El tema le preocupa. Es casi de urgencia nacional. Quiere sacar un decreto ad hoc. Con su mirada ya me preguntó qué hacer. No sé qué responderle. Se agrega, así, un tema más a la agenda de conversación, sanguchón de por medio o chelas, en su defecto.


Hace un par de años atrás, lanzé azarosamente (medio en broma, medio en serio) el rótulo de ritual burocrático al proceso de gileo, cortejo, flirteo. Me estresaba. Lo mismo que le pasa en estos días a uno de mis grandes amigos. Lo modifica, le cambia su agenda y presupuesto de actividades cotidianas. La gran diferencia es que, si bien antes me estresaba, fallaba en el intento y llegaba al desmoronamiento por un "fracaso" más; ahora trato de verle el lado divertido y no darle tantas vueltas al asunto. Claro, no es que haya tenido tanto éxito con esta nueva metodología, pero por lo menos, mantengo algo de serenidad.

Con la revelación de mi amigo (que por supuesto no mencionaré el nombre) la pseudo- noción, idea o concepto de ritual burocrático se reactiva. Digamos, cuando alguien, en este caso, mi amigo se animó a contarme su rollo, lo hizo cuasi melodramáticamente. Cual comisión instalada en el congreso que aprobó por unanimidad de sentimientos el dictamen sobre su atracción hacia la susodicha. Ahí mismo, ya se está armando un gran rollo. Más burocracia. Más trámite. Más papeleo. Y más espera que desespera (odio el cliché pero funciona).

Si te gusta alguien, lo puedes decir a tus amigos más cercanos y , claro, confiarles el secreto. En eso no hay problema. La joda está cuando ya cambias tus rollos, lo que hacías normalmente lo dejas de hacer. Ahora, está bien que claro la chica que te gusta la invites al cine, al chifita y luego alguito más(haciendo alusión a una conocida propaganda de un banco).

Desde una humilde opinión (con numerosas posibilidades de ser refutada), el asunto está en que mientras menos te enrolles en el proceso, mejor, sin estresarse, ni agregarle un problema más a tu vida en esta ciudad tan querida y tan caótica que puede resultar Lima. Si la haces, bien; si no, no hay problema. No hay que hacer tanto drama.