lunes, 17 de agosto de 2009

Constante capacidad para la indignación

Tras varios días de ausencia en este pequeño espacio, intento volver a insertarme a este terreno pantanoso que es el insulso debate politiquero de nuestro país. La razón, pues, por la que había dejado de postear se debe justamente a ese débil caracter de política, de 'tags' ya conocidos, de frases y lugares comunes a los que nuestras autoridades nos tienen acostumbrados en sus discursos llenos de optimismo; que no hacen sino aletargarnos, cansarnos, hastiarnos hasta rozar con el escepticismo. Por eso, el ciudadano de a pie, fuera de despotricar cuantas triquiñuelas y aceitadas presencia, aparta la mirada y se acobija en la indiferencia.

Es ahí, donde los políticos se aprovechan. Borrón y cuenta nueva. Sus pasivos de corrupción y/o delitos por crímenes de lesa humanidad pasan piola. La amnesia como consecuencia y todos votan por la estrella reggeatonera, sindicada como el mal menor. Todos vuelven. La política como forma de vida cíclica, donde solo una "élite" de actores van rotándose el poder, cada cinco años. Déja vu, reminisciencia de lo ocurrido.

Por ello, para evitar esa cansina rutina sobre los mismos temas, las personas tienen el deber de vigilar lo que los dicen representarnos: suerte de fiscalización de abajo hacia arriba. No creerse tanto el rollo de los gobiernos neoliberales -democráticos en el tema jurídico, en cuanto a esa división tripartita de poder, mas no en temas como la inclusión y políticas sociales. Creer, pues, en un debate de ideas: uno o varios discursos propositivos donde actores de diversas partes del país participen: por ello, la participación ciudadana tiene que dejar de ser un mero concepto de pizarra.

La capacidad constante de indignarse no debe ceder frente a un discurso de Alan García diciendo que todo está bien, cuando la reconstrucción en Pisco, a dos años del terremoto, sigue siendo un proyecto; frente al arboricidio en Barranco y Chorrillos para poder sacar la utilidad máxima - !oh libre mercado a ultranza!- ; o frente a la posición oficialista del gobierno en torno a lo sucedido en Bagua: aquí todo está bien señores. La ciudadanía no debe perder ese ánimo por criticar las cosas, a perder el miedo por las cosas turbias y dejar, en consecuencia, que solo algunos tengan el poder. Perder el miedo: creo que, después de la condena a Fujimori, mucha gente se animó a hablar; y con lo sucedido en Bagua, el debate se acrecentó...He ahí lo rescatable, mas lejos de esperar a sucesos trágicos como los de Bagua, no dejemos que esa suerte de aletargamiento y aburrimiento, por el debate politiquero de hoy, nos impida discutir el día a día del estado de cosas y la situación real del país.

martes, 4 de agosto de 2009

La verdad del gobierno: aquí no pasa nada


La versión oficial. Esa verdad todopoderosa que pretende ser la única, la luz mesiánica, ese pensamiento único que desea, por todos los medios, acallar a las demás voces de un país, de características intrínsecamente pluriculturales y diversas. En ese sentido, el ministro de Justicia, Aurelio Pastor fue quien se encargó de insisitir en esa versión oficial ante un comité de la ONU, que evalúa lo sucedido en Bagua hace ya dos meses. Aquí, sus declaraciones vía El Comercio:

Para el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de Naciones Unidas (ONU), quedó en claro que en Bagüa no se suscitó ninguna masacre contra la población indígena, como lo difundieron algunos medio de comunicación, dijo hoy el ministro de Justicia, Aurelio Pastor. “Para ellos quedó en claro que acá no ha habido una masacre indígena y que más bien hubo otro tipo de intereses, movilizando la gente por la violencia. Ha sido una presentación muy importante, y varios de los miembros se han animado a calificar la presentación como muy buena, excelente, creo que esto va permitirá reposicionar muy bien al país en materia de derechos humanos”, indicó.

La interpretación de Pastor sobre lo sucedido se sujeta a lo dicho por Alan García, en un primer momento, cuando acusó a interes externos de azuzar a los nativos para desestabilizar el gobierno. Ciudadanos de tercera categoría los llamó aquella vez. Se disculpó ante la opinión pública, pero la presentación de Pastor insiste en la subestimación a las gentes de la selva peruana que se dejan llevar por personas extrañas a su entorno.

Es claro, por otro lado, que no le convenía decir las otras versiones sobre la negligencia e inoperancia gubernamentales para resolver este tipo de conflictos que no hace más que revelar su falta de interés para solucionar los principales problemas del país. No hay una real política de integración ni menos de descentralización para lograr acuerdos con los distintas comunidades del interior del país. Encima, para colmo, nombran al rollizo Carlos Arana, apristón de choque, como supervisor de los núcleos ejecutores para la realización de obras públicas en las zonas populares del país. Rótulo tan extenso que ni él mismo se molestaría en comprenderlo.

En fin, nuevamente la versión oficial acalla voces: se zurra en el verdadero debate y ni siquiera espera una verdadera investigación en el lugar de los hechos. Con este estado de cosas, cualquiera puede alejarse de la discusión y no por ser indiferente... pareciera que los mismos políticos son los que nos aletargan y cansan con su accionar y, así, evitan que otras voces se animen a intervenir, a participar en política... Sin concertación, poco o nada se puede lograr en vías del desarrollo del país.

lunes, 3 de agosto de 2009

Golpe que recuerda


La semana pasada se fue dejando un clima claroscuro de dudas y generalidades con el discurso presidencial del último 28 de julio. Frases hechas y clichés al por mayor abundaron en la perorata de García, en consonancia con los aplausos de su portátil aprista. Pero ha sido, hoy que, bajo el insistente y ya característico color gris de Lima, nos damos cuenta de cuán olvidadizos podemos ser: nuevamente, las huestes de Sendero Luminoso acecharon en el interior del país. Esta vez, una base policial de San José de Secce (Huanta, Ayacucho) fue atacada cuando se acercaba la medianoche del domingo. Como consecuencia de ello, cinco personas fallecieron (dos civiles y tres policías).

El problema surge, si tenemos en cuenta como recuerda Jaime Antezana, especialista en temas de narcotráfico y terrorismo, que desde el 2005 tenemos la fría cifra de 60 soldados y policías fallecidos en combate con un Sendero Luminoso, financiado por el narcotráfico residente en la zona. Esto, sin contar además de las víctimas civiles. Hasta la fecha, los medios casi habían dejado de poner en debate el estado de cosas en el interior del país y su relación con el narcotráfico. Ocurre que cuando suceden atentados de esta magnitud es que tanto los políticos como algunos medios de comunicación actúan en complicidad para, rasgadura de vestiduras mediante, poner las cosas en su sitio y declarar que se van a "tomar las medidas del caso". Cuando el kiosko muestra portadas sobre noticias como esta, hace que nos muestre la situación del país, y de paso nos golpea: muestra esa cara del país que, tal vez muchos, no quieren ver. Sucede, día a día, con los atentados senderistas. Las autoridades no informan sus actividades en torno a las principales necesidades del país. El centralismo colonial - !vaya qué descubrimiento- reside cómoda en Palacio y acoge a los más engalanados empresarios.

Al ya desmentido mito fujimorista de que el senderismo y toda facción terrorista había sido aplacada en su totalidad en su gobiernio, se agrega el bumerán de la amnesia que va y viene por temporadas cuando se trata de los problemas reales del Perú como la pobreza, los accidentes de tránsito, la corrupción, entre muchos otros; que no hace más que encumbrar a algunos políticos para que muestren cifras de crecimiento macroeconómico y no lo que realmente ocurre en cada familia del país. Un verdadero trabajo de inteligencia y acercamiento con la población del interior del país son dos recomendaciones que los especialistas han insistido de manera constante: Alan y sus compañeros, bien gracias, mientras más personas siguen 'pagando' con sus vidas...!Oh indiferencia!