domingo, 7 de junio de 2009

Mi verdadera indignación: se agrava más la herida

Quiero informarme sobre lo sucedido, me dice un amigo. Me pregunta qué medio es el indicado para apreciar los infortunios sucedidos en Bagua. Él cree que tengo la respuesta: apela a mi fetichismo de lector periodiquero. Peca de ingenuidad. Le respondo que tampoco encuentro información alguna que aclare los hechos. Da lástima. Escasas son las noticias que cuentan la realidad de los hechos.

Con un gobierno que llama trasnochados y rebeldes a compatriotas nuestros, los medios recogen esa visión incrementándola: Chichi y Aldito M, ejemplos, por demás, elocuentes. Si bien nuestra sociedad es una polarizada, no acostumbrada a  los puntos medios; poco sensibilizada con los derechos humanos; esto, pues no hace sino más que agravar cuestiones como el racismo, discriminación, indiferencia, desintegración, entre otros conceptos claves que ponen en debate valores que como nación resultan indispensables para el verdadero progreso.

Es por eso, mi indignación cuando veo carteles publicitarios, donde el gobierno se jacta de llevar la economía de manera responsable. Que, por eso, somos un país unido. Que ponemos una sonrisita cuando vienen empresarios, cóctel de por medio en el Club Nacional; pero que cuando las autoridades tienen que sentarse a dialogar con las comunidades indígenas y amazónicas, el olvido permanece constante y sonante. El neoliberalismo de este gobierno encasilla a las personas como simples recursos, como una materia prima; que ve todo terreno como negocio, motivo para generar una rentabilidad máxima. No importa, en este sentido, qué medios utilizar para lograr su cometido.

Perú: país con fractura histórica. Con una indiferencia a flor de piel, con altos niveles de corrupción que dejamos pasar, ocultar esa 'basurita' debajo de la alfombra, como siempre hemos acostumbrado. La ley del más fuerte prima. La indiferencia se respira. Y la corrupción fluye como un arroyo que no se detiene.

Mi amigo me pregunta sobre las supuestas infiltraciones que acusa el oficialismo y los medios aceitados en la Amazonía. Ingenuidad, desconocimiento, información sesgada, que no hace sino desintegrar aún mucho más al país. Le recomiendo, finalmente, creer, en todo caso, un porcentaje del cincuenta por ciento de las noticias desperdigadas en los medios.

1 comentario:

Martin Hidalgo B. dijo...

Dile a tu amigo que, para su suerte, estamos en plenos siglo XXI donde existen una inmensidad de blogs.

En ocasiones como esta, es donde estas plataformas sirven para salir de la asfixia de centralismo que sufren los periódicos.