martes, 4 de agosto de 2009

La verdad del gobierno: aquí no pasa nada


La versión oficial. Esa verdad todopoderosa que pretende ser la única, la luz mesiánica, ese pensamiento único que desea, por todos los medios, acallar a las demás voces de un país, de características intrínsecamente pluriculturales y diversas. En ese sentido, el ministro de Justicia, Aurelio Pastor fue quien se encargó de insisitir en esa versión oficial ante un comité de la ONU, que evalúa lo sucedido en Bagua hace ya dos meses. Aquí, sus declaraciones vía El Comercio:

Para el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de Naciones Unidas (ONU), quedó en claro que en Bagüa no se suscitó ninguna masacre contra la población indígena, como lo difundieron algunos medio de comunicación, dijo hoy el ministro de Justicia, Aurelio Pastor. “Para ellos quedó en claro que acá no ha habido una masacre indígena y que más bien hubo otro tipo de intereses, movilizando la gente por la violencia. Ha sido una presentación muy importante, y varios de los miembros se han animado a calificar la presentación como muy buena, excelente, creo que esto va permitirá reposicionar muy bien al país en materia de derechos humanos”, indicó.

La interpretación de Pastor sobre lo sucedido se sujeta a lo dicho por Alan García, en un primer momento, cuando acusó a interes externos de azuzar a los nativos para desestabilizar el gobierno. Ciudadanos de tercera categoría los llamó aquella vez. Se disculpó ante la opinión pública, pero la presentación de Pastor insiste en la subestimación a las gentes de la selva peruana que se dejan llevar por personas extrañas a su entorno.

Es claro, por otro lado, que no le convenía decir las otras versiones sobre la negligencia e inoperancia gubernamentales para resolver este tipo de conflictos que no hace más que revelar su falta de interés para solucionar los principales problemas del país. No hay una real política de integración ni menos de descentralización para lograr acuerdos con los distintas comunidades del interior del país. Encima, para colmo, nombran al rollizo Carlos Arana, apristón de choque, como supervisor de los núcleos ejecutores para la realización de obras públicas en las zonas populares del país. Rótulo tan extenso que ni él mismo se molestaría en comprenderlo.

En fin, nuevamente la versión oficial acalla voces: se zurra en el verdadero debate y ni siquiera espera una verdadera investigación en el lugar de los hechos. Con este estado de cosas, cualquiera puede alejarse de la discusión y no por ser indiferente... pareciera que los mismos políticos son los que nos aletargan y cansan con su accionar y, así, evitan que otras voces se animen a intervenir, a participar en política... Sin concertación, poco o nada se puede lograr en vías del desarrollo del país.

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