domingo, 5 de abril de 2009

Tres de Ripley


A menos de 24 horas para la condena al ex mandatario Alberto Fujimori, me dio curiosidad dar un vistazo al sector que se opone a la sentencia. Tres ejemplos de trastes distintos pero que llegan al mismo acuerdo: la no condena a su Chinito. Para su (mala) suerte y desafortunado pronóstico, la gran parte de la población ya dio su veredicto con respecto al juicio, según la última encuesta de la Pontificia Universidad La Católica (PUCP). La culpabilidad como sentencia: un 64 % cree que es culpable de violación a los derechos humanos.

A estas alturas, la defensa de Fujimori es una suerte de bluf, un blooper visto por enésima vez, un chiste mal contado que nos pretendiera agarrar desprevenidos. Ahí les va.

Uri Ben Schmuel (¿Diario? La Razón) : "La argolla mediática progre ha olido sangre y ya no le basta con una condena a Fujimori. Este domingo anticipó lo que se viene para los próximos meses, según se desprende de las opiniones de sus testas coronadas: el fujimorismo es una amenaza para la democracia, un movimiento totalitario más peligroso que el senderismo y debería ser proscrito. Los mismos que consideran a sus amigos caviares la voz del pueblo, pese a que cuando van a elecciones obtienen menos del 0.5 % de los sufragios, dicen que un partido de 13 escaños en el Parlamento, cuya lideresa obtuvo más de 600, 000 votos en los últimos comicios, no representa a nadie y que los que votaron por esta opción son un atajo de tontos. Curiosa forma de entender la democracia ".

Aldito Mariátegui: " Me he soplado todo el juicio y la verdad es que no creo que se haya demostrado su culpabilidad. Claro que estoy seguro de que Fujimori estaba al tanto de todos los operativos del grupo Colina, pero la acusación no lo ha probado plenamente y no puedes meter preso a nadie con los argumentos -simplificándolos- de "porque era el jefe tenía que saber. Y como jefe militar era responsable de todo lo que éstos hacían".

Y el 'consecuente y no menos lúcido' Jaime Bayly, ayer en su programa: “Yo indultaría a tu padre, no porque lo considere inocente, sino porque creo que, si ya hasta el 2011 estuvo en la cárcel, ya pagó suficiente por sus errores. Si ponemos en una balanza las cosas malas y buenas que hizo, merece un gesto de clemencia por las cosas buenas que hizo al Perú.”

Tres matices que confluyen en el idea anquilosada del fin justifica los medios. La ciudadanía, la democracia no existe en sus mentes. El hecho de que un sector- al que dicho sea de paso me considero afín- como el de una izquierda abierta al libre mercado con participacíón del estado en beneficio de todos sin excepción, no tenga tanto arraigo popular no la invalida de participar en la política, ya que forma parte del sistema democrático. Algo que en las retrógradas mentes autoritarias y déspotas no pueden entender.

En el caso de Keiko Fujimori- quien pelea con relativo éxito las encuestas por estos días- creo que la sentencia será más que un precedente mundial del castigo a los dictadores, una enseñanza a la población, y esta sabrá reflexionar sobre lo que puede pasar si ella se sentara en el sillón presidencial (bueno también si es que cabe). Lo de Bayly, como se menciona en Desde el tercer Piso, es más que deleznable, un desperdicio, una pérdida de alguien que pudo llegar lejos, pero se (auto)estancó en su propio lamento. Por último, lo de Aldito !bah! en fin es Aldito: periodismo gourmet. En todo caso, aquí una manera de respuesta de parte de Gonzalo Gamio, filósofo de la Pontificia Universidad La Católica.

" En lo único en que el alegato de Fujimori coincidió con la estrategia que asumió su defensa fue en la tesis de que no existen pruebas que lo incriminen directamente. Este es un argumento que no funciona en estos casos. Si lo que se busca es un arma humeante con las huellas de Fujimori o documentos firmados y sellados por él ordenando asesinatos entonces tal búsqueda no llegará a buen puerto. Tampoco encontrarán documentos firmados por Hitler y Stalin enviando a personas a campos de concentración o contratando sicarios para asesinar a rivales políticos. Lo que se ha venido probando es la conexión del Grupo Colina con el Ejército y el SIN, y cómo la cadena de mando ascendiía hasta Salazar Monroe – ya condenado por estos casos – Montesinos y Fujimori. Su gobierno felicitó a los asesinos, obstaculizó las investigaciones sobre el tema y amnistió al Grupo Colina. Se trata de la figura del autor mediato. La justicia peruana, además, cuenta con un precedente en el uso de esta estrategia; gracias a ella condenó a cadena perpetua al propio Abimael Guzmán."

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