Luego de la condena al ex dictador Kenya Fujimori, quedan varias constantes, varias preguntas por resolver, algunas dudas no exentas de dificultad en cuanto a su respuesta, mas sí una sensación de seguridad en cuanto a una nueva era. Aquí algunas ideas y reflexiones post juicio.
1.- Nueva etapa. Un nuevo espacio de debate se abrirá a partir de esta condena. De cualquier tienda o afinidad política, el miedo se perderá para él diálogo sobre temas que han estado debajo de la alfombra de nuestros propios temores. La condena en sí es el cierre para las personas que lucharon y marcharon en las calles, a pesar de la indiferencia de las autoridades y de la mayoría de peruanos, que evitaban por todos los medios inmiscuirse en el tema. Ahora, la sociedad en conjunto le toca abrir el tan postergado debate público.
El concepto de ciudadanía y democracia se valorará como consecuencia, y las heridas irán cerrando. No habrá memoria selectiva y las próximas generaciones sabrán que un ex presidente fue condenado por sobrepasar la ley, además de pisotearla constantemente. La importancia del juicio, y la condena por crímenes de lesa humanidad, es importante no en cuanto a la duración de esta, mas sí la culpabilidad. La marca registrada de que nadie puede imperar en tiempos de democracia.
2.- Contra el miedo. El miedo y el concepto del terror sembrado en la sociedad es una idea gringa implantada desde los gobiernos de Reagan, Bush I y II, entre otros, quienes imponían sus políticas gansgteriles sin sujeciones a la ley y mucho menos a la población. Fujimori incorporó, desde sus primeros días de gobierno, con Montesinos, el miedo a las personas, y decirles que algunos crímenes se tenían que justificar en aras de una pacificación del país. ¿Acaso el territorio peruano es un campo de guerra?
Los remanentes fujimoristas desperdigados en los medios de comunicación y en empresas, añorantes de un neoliberalismo ciego de las necesidades de la población, intentan menospreciar la condena. Desde el tiempo de la condena hasta un indulto de parte del presidente García, los argumentos de esa derecha, que se resiste a creer que uno de sus líderes haya sido condenado, la relativización del veredicto resulta queja de alumno primarioso. Esto, si tenemos en cuenta, que desde los primeros días del juicio, nunca se pronunciaron en contra del tribunal- San Martín, Prado y Príncipe- que lo interrogaba. Al fujimorismo se le acaban las cartas, si es que ya no se le acabaron.
El indulto y el perdón presidencial son parte de la artimaña fujimorista para insertar el miedo. La relativización como arma del olvido. La condena, al menos los libros nos harán recordar de manera constante y sonante. El culto al miedo se agrieta cuando la democracia funciona, no exenta de algunas imperfecciones claro está.
3.- ¿Terrorismo vencido? ¿Cuál? Unas de las grandes defensas de Fujimori es la idea de la pacificación del país. Abolieron el terrorismo en su totalidad. Por otro lado, hoy nos damos con la noticia desafortunada de 13 militares acribillados. Filas de Sendero Luminoso operan uniéndose al bando del narcotráfico en el interior del país. La política de estado, por su parte, no combate con eficacia la inseguridad que causan aquellos bandos. Mirko Lauer ofrece una visión al respecto.
"Pero 17 años después SL sigue siendo una presencia en la política peruana. Asesina en la zona del narcotráfico. Gana elecciones en importantes universidades peruanas. Hace esporádicas apariciones en las que se consideran antiguas zonas de influencia. Que no parezca a punto de tomar el poder del Estado no lo hace menos presente. Cuando en su primera campaña reeleccionista Alberto Fujimori ofreció terminar con los remanentes de SL para 1995, sabía de lo que estaba hablando: el capítulo de esa violencia en el país no estaba cerrado, y el fenómeno todavía justificaba una promesa electoral. Promesa que, hoy lo sabemos, no era nada fácil de cumplir.
(...)
De modo que la idea de que fuimos librados del terrorismo en los años 90 tiene que ser tomada con algo de pinzas. Se resolvió la amenaza inmediata, es cierto. Pero una parte importante del problema fue potenciada y pateada hacia adelante. La escalada de bajas en el VRAE, segura y no tan lenta, es una clara demostración."
Fujimori nunca derrotó al terrorismo. Hace dos años lo dije en este espacio, sin el ánimo de descubrir la pólvora. Hoy lo reafirmo. Se exige, por lo pronto, una mejor política de estado para combatirla cómo no.
4.- Atención, sociedad civil. Atención con las futuras argucias del fujimorismo que pretende amedrentar a la población. Es por eso, que los diversos gremios y activistas sociales, junto con la sociedad en general, no deben pestañear ante las movidas de la portátil ahora liderada por Keiko, Raffo,Cuculiza y Kenyi (vaya portátil). El reto empieza, y no acaba, con esta condena. Los jueces ya hicieron su chamba. Le toca a la sociedad civil vigilar que esta se cumpla. !Democracia strikes back!
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