Aún recuerdo cómo le cambió el rostro a Bernardo Roca Rey, director de Publicaciones y Multimedios de El Comercio, cuando le disparé una pregunta espinosa: ¿Apoyar al oficialismo no les costará la pérdida de un sector de su lectoría, que se escapa del rango de 'público tradicional'? La interrogante-debo reconocerlo- tal vez se salía del marco en el que el que Roca Rey había sido invitado: una clase para que explique la gran acogida de las publicaciones del decano de la prensa peruana. Ahí pues, ante veinte alumnos, Bernardo exponía sin temor a fiscalización alguna. Es más, invitaba a que le pregunten y repregunten acerca del tema y de lo sobre lo que deseemos. Transcurría el mes de julio del año pasado, y sentado me encontraba en el salón, justo al frente del expositor invitado, quien se lucía ante el silencio indiferente de los presentes.
Bernardo me repreguntó sobre a qué hecho me refería en concreto y yo respondí por el apoyo a la "ley de la selva" que planeaba el Ejecutivo. El periodista empresario me respondió, con movimientos de manos y notoriamente exacerbado, que él mismo escribía la editorial por encargo del directorio del diario; y que se reafirmaba en esa postura. De inmediato, una mirada suya me quiso amedrentar, mas solo solté un burlesco mohín de sonrisa.
Me agrada contar esa pequeña historia; para mí, una menuda epopeya ante una de esas típicas voces aguardientosas del establishment, quienes poseen el éxito empresarial en sus bolsillos y, a la vez, se la dan de sociólogos del porvenir. Afortunadamente para el país, esa ley se derogó ante la presión de los principales líderes amazónicos; sin embargo El Comercio puso de volada: "Triunfó el paternalismo". La ley- cabe recordarlo- era un represión a los derechos inherentes de los indígenas a su territorio y su desarrollo.
Las comunidades indígenas, alejadas de los faenones y aceitadas de las autoridades de Palacio, viven día a día la indiferencia de las autoridades. Por ello, por estos días, las protestas son más que válidas, en tanto se les escuche y formen una mesa de diálogo con el Presidente de la República. Ello es lo ideal. Sin embargo, sabemos pues, la politica del garrotazo neoliberal que se ciega ante las gentes, sobre todo, del interior del pais. La respuesta del oficialismo no causó sorpresa. Sí indignación.
El Decreto Supremo 027-2009-PCM que indica el Estado de Emergencia en distintas provincias del interior del país, como Cuzco, Loreto, Atayala, Ucayali, entre otras es una jugarreta más del gobierno. Las tierras y la salud de los amazónicos son invadidos por las empresas trasnacionales. Estas con la única idea de generar rentabilidad no ven las consecuencias de perjudicar a la población y lanzan sus gases contaminantes. Aquí, cito al blog Otra Mirada:
"El problema de fondo es que la presión sobre los territorios indígenas por la explotación de los recursos naturales, se ha multiplicado. A raíz de la entrega acelerada de concesiones petroleras realizada por este gobierno (petroaudios y “faenón” de por medio), 72% de nuestra amazonía está cubierta por lotes de hidrocarburos (49 millones de hectáreas). Brasil, cuya área amazónica es mucho mayor que la nuestra, no tiene concesiones petroleras ni por la séptima parte que el Perú. La entrega de concesiones petroleras se ha hecho violentando el Convenio 169 de la OIT, suscrito por el Perú, que establece la obligación de obtener un consentimiento previo de las poblaciones indígenas.
Los riesgos que esto trae para los indígenas son enormes. Por ejemplo, entre noviembre de 2006 y marzo del 2009 ha habido 48 derrames de petróleo en los lotes 8 y 1 AB de Pluspetrol, afectando los ríos Tigres y Corrientes. En las 34 comunidades nativas de la zona, el Ministerio de Salud encontró que el 98% de menores sobrepasan los límites aceptables de cadmio en la sangre y el 66% los de plomo. En muchas zonas, la explotación petrolera o maderera ha afectado la pesca y la caza, actividades básicas para la sobrevivencia de estos pueblos. "
Y, por si fuera poco, las protestas son criminalizadas por el gobierno. Intolerancia a más no poder. Consecuencia de ello, se han producido heridos de parte de nuestros compatriotas amazónicos.
¿Qué dirán Bernardo, De Althaus, Aldito M.,entre otros? Pero lo más importante y relevante para el país, ¿qué hará Alan? Al menos, habrá una reunión entre Yehude Simon y Alberto Pizango, presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo. Esperemos alguna solución en breve, en beneficio de los pobladores de la amazonía claro está.
La peruanidad no se cultiva con el pecho inflado dando vivas al pisco o a la gastronomía peruana. Mucho menos votando vía internet para que Macchu Picchu sea una maravilla del mundo. La peruanidad comienza con entender al otro que vive en nuestro país: tan simple pero tan difícil. Meche Aráoz se comería todititas las uñas de solo planteárselo. Otros, mientras tanto, prefirirían seguir sacando portadas tildando arbitrariamente de ignorante a la gente.