Al fin se escucha una de las pocas voces que puede aplacar en el oficialismo su dejadez ante la crisis mundial. La defensora del Pueblo, Beatriz Merino advirtió a un mediano plazo una ola de conflictos y de protestas de parte de las comunidades del interior del país. Y es que no somos un país burbuja ni mucho menos una isla a la que se encuentre libre de la crisis externa. Informa El Comercio:
"Lo hacemos como una contribución para que quienes tienen a su cargo tanto el manejo del sector empresarial como el manejo del Estado puedan prepararse para lo que podría ser la aparición de un nuevo tipo de conflictividad social, por ejemplo, en el área laboral" - mencionó la defensora, en aras de que el empresariado (las mineras sobre todo) y gobierno logren una política de prevención que no deje a los desempleados en la calle. Es decir, un verdadero plan de auxilio a su ex mano de obra, como una contribución, además de económica, social, con el país donde está explotando los recursos.
Asimismo, dijo Beatriz Merino: "Actualmente (al 31 de enero del 2009) tenemos 211 conflictos sociales, la cifra más alta hasta ahora. De ellos, 150 son activos (71%) y 61 en estado latente (29%)...El diálogo colaborativo es el camino que debemos seguir, como única solución para los conflictos". La última frase suena a jalón de orejas para la represión actual que se tiene ante las protestas pacíficas, no para algunos que se aprovechan claro sino para los pobladores que, día a día, ven cómo de sus tierras se llevan sus recursos más preciados.
Ojalá que la advertencia haga eco en Palacio y, de paso, rebote en el salón de los Pasos Perdidos. Evitar la gran ola de conflictos sociales no deja de ser complejo, pero más si esperamos a que estos se produzcan y nos lamentemos por más muertes. Así que guerra avisada...
"Lo hacemos como una contribución para que quienes tienen a su cargo tanto el manejo del sector empresarial como el manejo del Estado puedan prepararse para lo que podría ser la aparición de un nuevo tipo de conflictividad social, por ejemplo, en el área laboral" - mencionó la defensora, en aras de que el empresariado (las mineras sobre todo) y gobierno logren una política de prevención que no deje a los desempleados en la calle. Es decir, un verdadero plan de auxilio a su ex mano de obra, como una contribución, además de económica, social, con el país donde está explotando los recursos.
Asimismo, dijo Beatriz Merino: "Actualmente (al 31 de enero del 2009) tenemos 211 conflictos sociales, la cifra más alta hasta ahora. De ellos, 150 son activos (71%) y 61 en estado latente (29%)...El diálogo colaborativo es el camino que debemos seguir, como única solución para los conflictos". La última frase suena a jalón de orejas para la represión actual que se tiene ante las protestas pacíficas, no para algunos que se aprovechan claro sino para los pobladores que, día a día, ven cómo de sus tierras se llevan sus recursos más preciados.
Ojalá que la advertencia haga eco en Palacio y, de paso, rebote en el salón de los Pasos Perdidos. Evitar la gran ola de conflictos sociales no deja de ser complejo, pero más si esperamos a que estos se produzcan y nos lamentemos por más muertes. Así que guerra avisada...
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