Esta vez, no aprovecho la situación, menos el pánico, para mencionar lo que Alan y su gobierno no han hecho (de democracia social que según él afirma). Pero las imágenes, la realidad obliga a decirlo, a no quedarse callado.
Es claro que hay muchos pueblos que siguen pasando hambre y sed. Pero el día viernes 17 de agosto, 48 horas después del terremoto, mientras Alan aseguraba que no iba a haber ninguna persona muriéndose de hambre, muchedumbres saqueaban por un pan, y otras bastantes, también, sí morían. La capacidad oral del presidente esta vez no calculó bien (como muchas otras veces) la realidad.
También dice que lo del saqueo es una cosa mínima, casi como despreciando lo que sucede; no entendiendo así el contexto, el trasfondo de los hechos. Claro, ocurrió el saqueo, porque estas mismas personas querían llevarse algo a la boca y también a sus familiares. Es obvio la desesperación. Pero, el presidente parece no importarle desde la base aérea de Pisco (que parece no moverse de ahí, seguro empanzurrandose de cuanto alimento se le presente). Lo que sí es infalible en él es aparecer en la foto portada que aparezca 'preocupándose por la desgracia', cargando algún bebé recién nacido.
' La ayuda va a llegar, pido paciencia y calma'- afirman tanto Alan y Del Castillo. Pero no llega. Ya pasaron 5 días, y el martirio, para nuestros hermanos del sur, todavía sigue. Enfrentado a una pregunta que un periodista le hizo sobre la falta de organización en la ayuda que se está dando, salió canchero, sonriente, sí qué bonito, qué bonito. Esquivó, de una manera magistral, mencionando que no a todos se les puede ayudar al mismo tiempo, porque hay algunos tramos (para él) imposibles de llegar. Hablar desde su posición es lo más fácil del mundo, mas no demuestra capacidad para solucionar tan pronto la emergencia.
Algunas voces dirán que los caminos están trabados, y otras cosas más. Bueno, para eso Alan y su democracia social están en la presidencia( mas que democracia social, está más que claro a estas alturas del partido es que seguimos viviendo del neoliberalismo inútil y su política del chorreo). Fuera de politiquerías y discrepancias, el oficialismo parece sentirse en otro mundo, casi como si fuera de otro país. Esto es factible, teniendo en cuenta a un Alan que meses atrás sentenció, por ejemplo, de comunistas a los que apoyan a las marchas del magisterio, si no senderistas; o dar luz verde al decreto de otorgar facultades a las fuerzas armadas para disparar a cuanta persona se rebele. En fin, antecedentes aparte, otra vez Alan reluce su aire autoritario e indiferencia frente al momento del país.
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